Las cosas no
suceden porque sí. Ella lo sabe bien, ella, que me robó cada aliento que
quedaba en mí. Que olía a margaritas y crema de coco. Que siempre llevaba sus
botas vaqueras, aunque estuviésemos a 35 grados. Ella que deseaba un campo de amapolas y un
velero en el mar. Que afirmaba que los
seres humanos sueñan lo que desearían soñar para poder dormirse. Que mantiene
la teoría de que se puede uno enamorar más de una vez. Ella, que tanto nombré,
despierto o dormido. La misma que besaba con los labios, con las yemas de los
dedos y con la nariz. Que arrugaba la frente cuando algo no le salía bien. Que
odiaba el pepinillo pero adoraba el pimiento, siempre decía que dos colores
para un mismo alimento era digno de respetar. Ella, que estaba un tanto
chiflada, y que lo admitía sin pudores. Ahora solo está su ausencia, la
ausencia del sonido de sus tacones al volver a por las llaves, seguidas del
tintineo de estas, que enseguida se veían abordadas por el ruido del motor del
coche. La ausencia de su desorden, de su locura. La ausencia que solo ella sabe
dejar, igual que cuando solía ir al supermercado, pero muy, muy prolongado.
Ella, que se marchó con una simple nota.
“He vuelto a hacerlo. Esta vez no tiene remedio. Todo lo que
destacas de mí, te hace feliz, el problema es que a mí, todas esas cosas me
torturan todos los días.
Te quiere, Shana.”
-
No entiendo el final. –Sentencia Clara después de leer el último
capítulo por tercera vez.
-
Se muere ella. No es tan difícil Clara, haz un esfuerzo. –Le suplico,
deseosa de acabar.
-
Pero es que no entiendo que sentido tiene acabar un libro con su
marcha.
-
Se suicida Clara, Shana se acaba suicidando por que para Andrew (el
protagonista) los defectos de ella lo hacían sonreír, pero a ella la
atormentaban.
-
Genial. –Bien, menos mal, pienso en voz baja.
-
Vale, se supone que tenemos que encontrarle un lado filosófico al
libro, así que, si es nuestra última manera de subir nota hay que encontrárselo
sin peros. –Declaro yo. Clara me mira como si estuviese loca, pero esperando a
que sea yo la que encuentra ese lado filosófico.
-
Se lo que le podemos decir. –Dice, y me preparo para el gran tsunami
que viene a continuación. Prosigue.- Que
la vida no tiene sentido alguno si tenemos defectos, tendríamos que ser todos
perfectos y así no habría suicidas.
-
Claro, y de paso por que no repartes unas sogas para el cuello y nos
suicidamos en comuna, ¡por favor Clara! Hay que explicarle que el sentido de
perfección solo se alcanza en la persona que comparte tu vida, porque hace que
todos tus defectos se acoplen a sus pequeñas perfecciones, y juntos creáis una
armonía. No tienes que fijarte en lo malo que tienes sino en lo bueno que
formas junto a alguien. – Mi amiga se ha quedado estupefacta. Yo diría que no respira.
Bueno si, por que sino se moriría.
-
Por eso no tienes novio ni vida social. –Dice al fin.
-
Y por eso suspendes tu filosofía.
-
Mira ¡lo he entendido! Por eso nos queremos tanto, porque nos
complementamos a la perfección. Ahora repite lo que has dicho más lento que me
de tiempo a escribirlo. –Me mira con su carita de cachorrito de gato.
-
Te odio.- La amenazo.
-
Que no que no… es armonía.
Simplemente Alicia.