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jueves, 29 de diciembre de 2011

Las Tortugas


Las tortugas

Me llamo Alicia, Ali para mis amigos, tengo dieciséis años y la mayoría de gente que me conoce me dice que soy así un tanto… bipolar, siempre les contesto lo mismo por supuesto.

-¡Estoy con la regla!

A lo que ellos me responden siempre

-¡Tu siempre estás con la regla Ali!

No me malinterpretéis no soy una histérica perdida como estaréis pensando, simplemente tengo un carácter muy fuerte con la capacidad de pasar de una alegría alucinante al más triste llanto, pero que más da? Soy adolescente, y esa es una excusa perfecta para poder ser bipolar.

Me gusta que la gente no sepa por donde les voy a atacar o como me voy a tomar las cosas, así por lo menos se andan con cuidado, pero por el contrario mis amigos y familia ya no le dan importancia y me tratan con total normalidad, vamos lo que debería de hacer todo el mundo ya que no soy extraterrestre.
Mi madre siempre me dice lo mismo:

-Alicia, quizás deberías ser un poco más comprensiva y mirar por los demás.

Y yo le respondo siempre.

-Madre, eso significaría tener corazón.

Suena muy raro sí, pero desde hace un tiempo he tomado la medida de no tener corazón, claro que os diré por que, todo tiene explicación lógica.
Veréis, he llegado a la conclusión de que las tortugas son muy inteligentes y mi animal favorito.
Sencillo, ellas llevan su caparazón encima recubriendo todo su cuerpo y si las amenaza el peligro solo se esconden dentro y puf! Yo no puedo llevar todo el día una caja de cartón que me rodee el cuerpo, pero si puedo simular no tener corazón, así nadie me hace daño, no sufro y como respuesta puedo llegar a ser feliz.

Las situaciones que me pasan día a día son las típicas de una adolescente en pleno desarrollo emocional aunque intente que nada me afecte, tengo amigas que me traicionan y otras que son de fiar y me quieren, una madre que a veces me quiere y otras me quiere, pero matar junto a un padre estricto que sabe cuando aflojar y un hermano pequeño muy… bueno se le podría llamar animal pero no es la mascota de casa, simplemente, me saca de quicio.

A todo esto le sumamos que estudio cuarto de eso y que la presión cada día es mayor y al final del día nadie te comprende y solo te apetece estar de mal humor, pero estar de mal humor me gusta, nadie me molesta.

Simplemente Alicia

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