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sábado, 25 de febrero de 2012

CORRE QUE TE PILLO




Bueno a ver, os voy a poner en situación ¿vale? Como ya sabéis toco el piano, por lo tanto mis manos son “demasiado importantes” como para que sufran algún percance realizando la clase de educación física, por eso, en el conservatorio hay una gran profesora que autoriza a los alumnos a no realizar las clases correspondientes de educación física, como el baloncesto, el volley … hasta aquí bien, el verdadero problema viene cuando llegas a tu profesor de gimnasia y te sonríe con sorna, entonces ya puedes pensar (donde te has metido) la conversación fue mas o menos la siguiente:

-Profe ya lo dice la nota, no puedo participar en las clases.
-Entiendo.- Aquí ya me estaba imaginando los martes a las ocho de la mañana, calentita en la biblioteca leyendo (sí, genial idea eso de poner una clase de educación física a primera hora, lo sé) mi profesor seguía hablando.-Pero no vas a poder saltarte las clases.

Mi cara no pudo ser más deprimente.

-Pero si ya te he dicho que no puedo, para mi es muy importante no lesionarme las manos, has de entenderlo.- Le reprimí.
-No serán necesarias tus manos, tranquila.- Entonces pensé que por la cabeza se le pasaban cosas peores que jugar a baloncesto a las ocho de la mañana, se giró hacia la pista (que además está en el exterior, todo un detalle por parte del colegio) y me dijo muy serio. – ¿Ves la pista?
-Sí. –No le estaba entendiendo, eso des de luego.
-Empieza a correr alrededor de ella.- Por un momento me eché a reír.
-¿Estarás de broma no?
-¿Me ves con cara de risa?
-No señor.

Me sonrío pensando, buena chica, y señaló de nuevo la pista, era un “empieza” alto y claro. Así que empecé a correr, creo que debo de aclararos otra cosa, yo soy deportista pasiva, más que pasiva, nula, odio el deporte. Otra de las cosas a tener en cuenta es que en la pista mis demás compañeros jugaban a baloncesto y yo me dediqué a rodear la pista a un ritmo, bueno… ¿como lo diría? Bastante lento al gusto del profesor. Y me hizo incrementar el ritmo, pero no pude más, ¡pensaba que me moría! Y paré.

-No puedo más, lo siento.
-Pero si te queda casi toda la hora, a partir de ahora harás esto en todas las clases, tu ya me entiendes, por precaución, no quiero que tus delicadas manos sufran.
-¿Y mi corazón? ¡Me va a dar a paro cardíaco!
-Nada mujer, eso se te pasa ahora mismo… - No me saldría con la mía, no se que prefería la verdad, pero el volvió a la carga.- ¿Sabes? Ahora va a ser difícil que salga de casa.
-¿Por qué?
-Por si se me cae un piano encima, como al del anuncio - Y otra vez esa sonrisa irónica, me estaba sacando de quicio, y le contesté.
-Lo dudo mucho, no tienes nada de parecido con George Clooney! – Y me fui a la ducha.

En fin, el resumen es que al final acabo jugando al corre que te pillo todos los días de educación física, y explicar el por que no puedo jugar a baloncesto como las personas normales a cuarenta personas (compañeros de ambas clases), a los jardineros (que me miran como si estuviese castigada todos los días), y al conserje (que no hace más que ofrecerme su bufanda para que no pase frío) no es divertido.

Simplemente Alicia.

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